"Muchos de los que están leyendo esta columna son estudiantes universitarios, y alguno de ustedes, incluyéndome, hemos preferido, en varias ocasiones, madrugar para estudiar. ¿Por qué sucede esto? Desde mi propia experiencia, y probablemente coincida con algunos, en reiteradas ocasiones he dejado mis deberes académicos para la madrugada cuando no tuve una buena organización durante el día. También por la preferencia del silencio de la madrugada o posiblemente porque me he quedado dormida en la tarde más tiempo de lo recomendado".
Si bien estas situaciones se pueden presentar, esto no debe llegar a convertirse en una costumbre, ya que el sueño, tanto en cantidad como calidad, son fundamentales para la concentración, la retención de información y el rendimiento académico. Dormir bien es subestimado por nosotros los estudiantes porque nuestro entorno refuerza la creencia de que estudiar en la madrugada es reflejo de empeño y dedicación en los estudios; sin embargo, no es necesariamente de esta manera.
De acuerdo con Marie-Pierre St-Onge, profesora asociada de la Universidad de Columbia: “el sueño es absolutamente fundamental en la función cognitiva, la agudeza mental y la capacidad de concentrarse y aprender cosas nuevas” (American Heart Association, 2020). No dormir las horas que nos corresponden (7-9 horas para jóvenes y adultos) puede llevarnos a disminuir nuestra capacidad de retención de información y a ralentizar nuestra reacción frente a los eventos que suceden a nuestro alrededor.
Además, según algunas investigaciones, para fortalecer nuestra capacidad de resolución de problemas y nuestro pensamiento innovador es necesario dormir bien (National Sleep Foundation). La privación del sueño es inconsistente con nuestro objetivo: sacar buenas notas porque nuestra capacidad de aprendizaje está disminuida. Y si ahora sabemos o antes sabíamos de lo perjudicial que puede ser no dormir bien ¿por qué seguimos haciéndolo? La respuesta es simple: no somos conscientes de la importancia del sueño. Asimismo, debemos tener en cuenta qué es lo que se evita si duermes bien (las enfermedades cardiovasculares, por ejemplo). También, es necesario saber los beneficios del buen descanso, como la estimulación de la creatividad, la atención y la memoria.
Para mejorar en ello, se puede comenzar con una previa organización de tu día, es decir, antes de dormir anotar todas las actividades que te has propuesto realizar al día siguiente para que cuando llegue el día siguiente no estés a la deriva en tus deberes y tengas un orden establecido. Cabe recalcar que las actividades que te has propuesto a realizar deben ser realistas y proporcionales con tu tiempo. Para poder llevar un orden de actividades en el día puedes hacer uso de agendas, y a través de este recurso puedes dosificar el tiempo para cada actividad e incorporar momentos de descanso entre cada actividad.
Para finalizar, considero que no es necesario madrugar para estudiar, además de que no es saludable para nuestra mente y cuerpo, y los efectos de ello perjudican nuestra capacidad de retención y atención. Por esta razón, no podríamos rendir académicamente de la misma manera a que si descansamos el tiempo necesario en las horas adecuadas. En lugar de madrugar, podemos optar por otras opciones que nos permitan un mejor descanso.
"Ahora, con toda la información brindada, los invito a que practiquen este estilo de vida, en el que la calidad de sueño es una pieza fundamental. Al hacerlo se podrán dar cuenta que se puede ser igual de productivo si se organiza durante el día y se descansa por la noche".
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